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SANTORAL LITÚRGICO

El Niño Dios a nacido en Belén

HIMNO A SAN JOSÉ

HIMNO A SAN JOSÉ

Hoy a tus pies, ponemos nuestra vida; Hoy a tus pies, ¡Glorioso San José! Escucha nuestra oración, Y por tu intercesión, Obtendremos, la paz del corazón; En Nazaret, junto a la Virgen Santa, En Nazaret ¡Glorioso San José! Cuidaste al niño Jesús, Pues por tu gran virtud, Fuiste digno custodio de la luz. Con sencillez humilde carpintero; Con sencillez ¡Glorioso San José! Hiciste bien tu labor, obrero del Señor, Ofreciendo, trabajo y oración. Tuviste fe, en Dios y su promesa; Tuviste fe, ¡Glorioso San José! Maestro de oración, alcanzarnos el don, De escuchar, y seguir la voz de Dios:

miércoles, 1 de mayo de 2019

ORACIÓN A SAN JOSÉ, SERVIDOR PRUDENTE Y FIEL



A, San José, servidor prudente y fiel
Del misal claretiano marzo 2008

José, hombre bueno, santo varón que fuiste un padre para el propio Hijo de Dios y esposo providencial de La Virgen María.
Conque confianza recurrimos a ti la gran familia de los discípulos de Jesús a quien cuidaste y educaste en su infancia.

Te tenemos como patrón de la Iglesia y patriarca de infinitas, discretas virtudes.

José, santo del silencio siervo obediente del Señor en todo cuanto este te pida lleno de sensatez y también de sueños en quien Dios confía plenamente para que le guardes sus tesoros más preciosos Jesús y María

Tú ejemplo nos enseña a querer a los de casa, a trabajar para ellos a ser un buen vecino, a superar los problemas viviendo siempre de cerca el misterio de Jesús. Amén.

fuente: https://www.eltestigofiel.org

LA ÚNICA APARICIÓN DE SAN JOSÉ RECONOCIDA POR LA IGLESIA


LA VIRGEN Y SAN JOSÉ EN COTIGNAC
ALFONSO BERTODANO

El 10 de agosto de 1519, un leñador llamado Jean de la Baume subió al monte Verdaille, que domina el pueblo de Cotignac. Como de costumbre, empezó su jornada de trabajo arrodillándose para rezar. Luego, al ponerse en pie se vio envuelto en una nube donde se le apareció la Virgen, con el Niño Jesús en sus brazos, y flanqueada por San Bernardo y San Miguel Arcángel. La Señora, con una media luna bajo sus pies, se dirigió a Jean de la Baume con las palabras transcritas arriba. Luego la visión desapareció.

Solamente después de una segunda aparición, al día siguiente y en el mismo lugar, el leñador se atrevió a transmitir el mensaje celeste. Como era hombre serio y con fama de piadoso, cinco semanas después, el 14 de septiembre, fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, los habitantes y ediles de Cotignac acudieron en procesión y comenzaron la construcción de una primera ermita, que pronto resultaría demasiado pequeña; como empezaron a suceder muchos milagros, las peregrinaciones tomaron un gran auge.


 Muy pronto - incluso desde 1522 - acudían peregrinaciones oficiales de ciudades como Aix-en-Provence para implorar la protección de la Virgen ante epidemias de la peste (Cotignac mismo nunca las sufrió) y otros peligros. Y Nuestra Señora de Gracias pronto adquirió fama de intercesora para las mujeres que tenían dificultades para concebir o para llevar a feliz término su embarazo. Siguiendo la descripción dada por Jean de la Baume, se pintó un precioso retrato de la Virgen con el Niño Jesús en brazos; se venera aquí todavía. Para atender a los peregrinos, en el siglo XVI se estableció aquí una comunidad de Padres Oratorianos.

El Rey Luis XIII de Francia se casó con Ana de Austria en 1615, siendo ambos adolescentes. Después de 22 años de matrimonio aún no tenían heredero para el trono. El 27 de octubre de 1637, un fraile parisino, Fray Fiacre, rezaba en el coro con sus comunidad, cuando tuvo una repentina revelación interior, confirmada luego por dos apariciones de la Virgen: la Reina debía pedir públicamente que se hicieran en su nombre tres novenas a la Santísima Virgen y le sería dado un hijo: la primera novena debía hacerse en Nuestra Señora de Gracias en Provenza; la segunda, en Nuestra Señora de París; y la tercera, en Nuestra Señora de las Victorias, la iglesia de su convento. Como Fray Fiacre no conocía Provenza, pidió algún medio que le permitiera identificar el santuario; la Virgen le mostró en una visión el retrato suyo con el Niño Jesús y le dio una descripción del santuario; otras personas que sí conocían la región pudieron confirmarle que se trataba de Cotignac y su venerada imagen.

Fray Fiacre fue enviado personalmente a Cotignac por el Rey para hacer la novena oficialmente. El 8 de noviembre de 1637, empezó las tres novenas de Misas en nombre de la Reina; terminó la última el día 5 de diciembre, exactamente nueve meses antes del nacimiento del que sería el futuro Rey Luis XIV de Francia.

Hacía tiempo que los reyes de España y Austria habían consagrado sus respectivas naciones a la Santísima Virgen. El Rey de Francia estaba indeciso al respecto. Cuando, a principios de febrero de 1638, la Reina Ana se dio cuenta de que esperaba un niño, al Rey le pareció que sería poco digno esperar a ver si esta vez prosperaba el embarazo, y se decidió ya a confiar todo a la Virgen. Así fue como, el 10 de febrero de 1638, Luis XIII realizó su solemne “Voeu” o Voto perpetuo de consagración de Francia a la Santísima Virgen, bajo la advocación de Nuestra Señora de la Asunción, Voto que se sigue celebrando todos los años el 15 de agosto en Notre Dame de París y otras catedrales francesas. 

Nació el Delfín, que los padres hicieron bautizar con los nombres “Luis Diosdado” (dado por Dios). Cinco años después falleció Luis XIII y la Reina Ana fue Regente hasta la mayoría de edad de su hijo.

En 1660, el joven Rey Luis XIV acudiría él mismo a Cotignac, acompañado, de su madre, todavía Regente, para agradecer su nacimiento a Nuestra Señora de Gracias. Esta visita se hizo aprovechando un viaje importante: España y Francia se habían reconciliado por el Tratado de los Pirineos y, ahora, Luis XIV iba a buscar a su joven prometida, la Infanta María-Teresa. La comitiva francesa llegó a la frontera el 6 de junio, y regresó a Francia con la Infanta el día 7 (se casaron el día 9, en San Juan de Luz.).



La única aparición de San José
 reconocida por la Iglesia

Lejos de allí, el mismo día 7, Cotignac recibió otra visita celeste: El 7 de junio de 1660, un día de mucho calor, un joven pastor de Cotignac, Gaspard Ricard, conducía sus ovejas por la ladera este del monte Bessillon. Sediento, se tumbó para descansar en el suelo pedregoso. Se sorprendió de repente al ver cerca de él a un hombre de imponente estatura que señalaba hacia una roca y le decía: “léu siéu Joúsé; enlevo-lou e béuras"; o sea, “Yo soy José; levántala y beberás". Era una piedra grande, ocho hombres apenas podían moverla; ¿cómo iba él a levantarla? Gaspard no se movió, pero San José repitió la orden. 

El pastor obedeció, desplazó la roca, y encontró debajo agua fresca que empezó a manar. Bebió y, cuando se levantó, la aparición ya había desaparecido. Fue corriendo al pueblo a dar la noticia, y al llegar los curiosos al lugar, pudieron comprobar que fluía agua en abundancia en un sitio donde nunca había habido un manantial.

El pueblo y sus ediles actuaron de nuevo con prontitud. Una capillita en honor de San José se terminó de construir ya en octubre de 1660, pero debido a la afluencia de peregrinos y las curaciones milagrosas, se tuvo que ampliar. El actual Santuario de San José fue consagrado en 1663. Tras una visita en 1662, un oratoriano informaba que su comunidad estaba desbordada: entre Pascua y Pentecostés hubo 52 procesiones; y 6.000 personas acudieron en la Octava de Pentecostés. En la fiesta de San José, desde 1661 en adelante acudían verdaderas muchedumbres al Santuario del Santo. Ese mismo año, Luis XIV decretó fiesta no laborable el día 19 de marzo; se celebraba en todas las diócesis de Francia (cosa que los papas llevaban cuarenta años pidiendo). El Papa Alejandro VII concedió su bendición a la Cofradía de la Sagrada Familia o de Jesús-María-José, que se estableció allí.

Es la única aparición de San José reconocida en la historia de la Iglesia. Cotignac fue el principal centro mariano de peregrinaciones en Francia, hasta las Apariciones de Lourdes en 1858. Desde 1981, el Santuario de Notre Dame de Gráces está a cargo de los Hermanos de la Comunidad de San Juan. 

También hay un convento de Hermanas de San Juan (contemplativas), y un “foyer” o centro de retiros con un enfoque familiar, dotado de casitas independientes y algunas instalaciones deportivas. El santuario se ha convertido en un importante centro espiritual para la Diócesis de Fréjus-Toulón.

En el Santuario de St. Joseph se instaló en 1977 un monasterio de MM Benedictinas procedentes de Argelia. Todos los miércoles tras una Misa cantada (11h), tiene lugar una peregrinación, rezando el Rosario, por el camino (3 kms) hasta el Santuario de la Virgen. La familia es fundamental en las peregrinaciones temáticas de Cotignac. Siguen acudiendo a Nuestra Señora de Gracias los matrimonios que desean tener hijos.

En los últimos veinte años, ha surgido un apostolado nuevo relacionado con el drama del aborto: el 29 de septiembre y el 28 de diciembre tienen lugar Peregrinaciones por la Vida, donde se busca la reconciliación de las madres que han abortado. 

Así, Nuestra Señora de Gracias no sólo bendice y protege a las madres futuras, sino que acoge amorosamente a aquellas otras madres fallidas, que buscan la reconciliación con Dios tras haber despreciado alguna vez el don de la vida. 

Este apostolado se va extendiendo gracias a esas madres, que ayudan a establecer las Peregrinaciones por la Vida en otros santuarios marianos (Montligeon, en Normandía; Walsingham, en Inglaterra; en Brasil, etc.)

Alberto Royo Mejía,




ORACIÓN A SAN JOSÉ MAESTRO



A San José maestro
José Mª Fernández Nieto

Tú, que con la ternura de María
Hiciste de tu hogar un santuario
Haz de nuestros sudores un rosario
Que sepamos rezar con alegría
Porque desde que tu José, maestro
De amor, hiciste salmo de tus músculos,
El trabajo es ofrenda de crepúsculos
Avemaría, salve y padrenuestro
Y se llama José la reciedumbre
Del sudor, la ansiedad de la herramienta
José el esfuerzo y afán que alienta
El corazón para avivar la lumbre
José se llama la humildad sencilla
El silencio del hombre que labora
José la desazón abrasadora
Que va rezando surcos en la arcilla.




ORACIÓN A SAN JOSÉ POR LA IGLESIA



A San José por la Iglesia
Francisco Cerro

San José, cuida de la Iglesia como cuidaste de Jesús y María, para que nuestra Iglesia sea un recinto de libertad y de amor.
Tú que cuidaste de la Sagrada Familia, de la Trinidad en la tierra, de la primera Iglesia doméstica.
Sigue cuidando a tu Iglesia que quiere ser en el mundo fermento de unidad y de concordia, de paz y de amor.
San José, que la Iglesia siga llevando al mundo la Buena Nueva de Jesús de Nazaret, el Redentor de los hombres, el esperado de los siglos.




SAN JOSÉ OBRERO - BIOGRAFÍA



San José Obrero
fecha: 1 de mayo
hagiografía: Abel Della Costa

Elogio: San José Obrero, el carpintero de Nazaret, que con su laboriosidad proveyó la subsistencia de María y de Jesús e inició al Hijo de Dios en los trabajos de los hombres. Por esta razón, en el día de hoy, en que se celebra la fiesta del trabajo en muchas partes del mundo, todos los obreros cristianos honran a san José como modelo y patrono suyo.

Oración: San José, que por medio de tu trabajo
alimentaste a tu sagrada familia, intercede ante Dios, que me dio dones y talentos para que los hiciera fructificar, a fin de que pueda usar toda mi energia, fuerza y habilidad para proveer a las necesidades materiales de los míos, al bienestar de todos y a la gloria de su Nombre. Amén.

El 1º de mayo, todos lo sabemos, es desde los comienzos del siglo XX, una jornada reivindicativa de los derechos de los trabajadores, que llegó a establecerse en casi todos los países del mundo, en recuerdo de la huelga de Chicago de 1886 por la jornada laboral de 8 horas, que costó la vida a muchos trabajadores, de algunos de los cuales se conocen los datos, y de otros cientos no. Es todo un «signo de los tiempos» que esta celebración casi universal, e implantada con fuerza en todo Occidente (¡excepto, paradójicamente, en los EEUU!), no tiene ni origen religioso ni ninguna vinculación con el universo de los símbolos religiosos.

La Iglesia Católica, desde aquella primera «encíclica social» del papa León XIII, la Rerum Novarum, de 1891, trataba de comprender los nuevos tiempos; precisamente la expresión «rerum novarum» significa «de las cosas nuevas», pero no representa en el contexto de la encíclica ninguna calificación neutra, sino todo un juicio de valor, bastante negativo: «Excitado el deseo de novedades que desde hace un tiempo agita a los pueblos...» Le costaba a la Iglesia penetrar el significado de eso que estaba pasando en el mundo, que muchas veces venía de la mano del anarquismo, la violencia, y, cómo no, de fuertes sentimientos antirreligiosos.

Aun proponiendo soluciones teóricas también, la acción más fuerte que la Iglesia desplegó en el siglo XX en relación al mundo del trabajo fueron las miríadas de creyentes dedicados a la atención directa de los problemas de la alfabetización, de la inserción laboral, de las viejas y nuevas pobrezas en ciudades cada vez más violentas; nuestra fe logró así salir del círculo de las teorías y abstracciones sobre el trabajo e ir hacia -con- el hombre concreto. Parte de este movimiento de «retorno» hacia el trabajador concreto fue la institución, por parte de Pío XII en un discurso del 1 de mayo de 1955 a los trabajadores, del día de san José Obrero, con el explícito deseo de cristianizar una fecha que había nacido al margen de la religión cristiana, pero que en su aspiración profunda de dignificación del trabajo humano la Iglesia podía sentir como propia:

«Aquí, en este día 1 de mayo, que el mundo del trabajo se ha adjudicado como fiesta propia, Nos, Vicario de Jesucristo, queremos afirmar de nuevo solemnemente este deber y compromiso, con la atención de que todos reconozcan la dignidad del trabajo y que ella inspire la vida social y las leyes fundadas sobre la equitativa repartición de derechos y de deberes.


Tomado en este sentido por los obreros cristianos el 1 de mayo, recibiendo así, en cierto modo, su consagración cristiana, lejos de ser fomento de discordias, de odios y de violencias, es y será una invitación constante a la sociedad moderna a completar lo que aún falta a la paz social. Fiesta cristiana, por tanto, es decir, día de júbilo para el triunfo concreto y progresivo de los ideales cristianos de la gran familia del trabajo.

A fin de que os quede grabado este significado nos place anunciaros nuestra determinación de instituir, como de hecho lo hacemos, la fiesta litúrgica de San José Obrero, señalando para ella precisamente el día uno de mayo ¿Os agrada, amados obreros, este nuestro don? Estamos seguros que sí, porque el humilde obrero de Nazaret no solo encarna, delante de Dios y de la Iglesia, la dignidad del obrero manual, sino que es también el próvido guardián de vosotros y de vuestras familias» (Pío XII, discurso de institución de la fiesta de San José Obrero, 1955)

Si bien tiene también ese valor añadido, no se trata en esta fecha de recordar los humildes orígenes de Jesús, cuanto de meditar sobre una relación, la del hombre y el trabajo, que no es secundaria ni accesoria, sino esencial al desarrollo de nuestro ser. 

Frecuentemente cuando se habla del trabajo se evocan las palabras del Génesis 3,19: «Con el sudor de tu rostro comerás el pan», como si la realidad del trabajo fuera enteramente la de una maldición. Sin embargo es necesario recordar que antes de eso, antes de toda caída, ya se dice en el mismo Génesis que Dios «Tomó al hombre y le dejó en el jardín de Edén, para que lo labrase y cuidase» (2,15). 

La vinculación hombre-trabajo excede a la fatiga, excede a la caída y a la condición de desamparo en la que nos hallamos; es una vinculación de naturaleza: el hombre despliega su ser por el trabajo, y por tanto no hay ser humano si no hay actividad transformadora y creadora.

Muy atinadamente el elogio de san José Obrero del
día de hoy dirá que José «inició al Hijo de Dios en los
trabajos de los hombres», no sólo en un oficio concreto que presumiblemente fue el medio de subsistencia de Jesús hasta el inicio de su vida pública, sino en la laboriosidad esencial que nos compete como hombres, ya que -lo señala en nobles palabras el Concilio Vaticano II- «las victorias del hombre son signo de la grandeza de Dios y consecuencia de su inefable designio» (Gaudium et Spes, 34).

Bibliografía: lamentablemente no está en línea en el sitio del Vaticano, en la sección de documentos de SS Pío XII, la proclamación del 1 de mayo como día de san José Obrero, el fragmento citado lo extraje de Año Cristiano, pero todo el discurso del Papa es de esa misma gran sensibilidad (puede leerse aquí en italiano). Sí, en cambio, puede leerse el elogio de san José (donde se menciona el discurso de Pío XII) por parte de Juan XXIII en la Carta Apostólica «Le voci». Un hermoso texto para meditar sobre el trabajo humano y su valorización cristiana es la segunda lectura del Oficio de Lecturas del día, que cita dos parágrafos de la Gaudium et Spes, de donde proviene la cita que hice en el presente artículo.
El cuadro es «José con el niño Jesús en el trabajo», de Georges de la Tour, 1645, en el Museo del Louvre.



Abel Della Costa
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: https://www.eltestigofiel.org/index.php?idu=sn_1439

HIMNO A SAN JOSÉ DEL LIBRO CUARESMA Y PASCUA



La historia de San José
Del libro Cuaresma y Pascua 2007 
de Cáritas España

La historia de José que melodía
Un joven soñador, buen carpintero
Un hombre responsable y verdadero
Un mozo enamorado de María.

La sierra y el martillo en sintonía
De Gracia y de trabajo mañanero
Se unían a los cantos del jilguero
Centinelas que alertan nuevo día
Y sueña. ¿María su embarazo?
¡Que pesadilla Dios, y que martirio!

Pero si esta de Dios embarazada
Y despierta José... no dice nada
Llora José a su Esposa da un abrazo
Besa su vientre que es Sagrario y Lirio.