Oración 4
Casto guardián de la
virgen
San José fue el esposo de la Madre de Dios, pero también, debido a una maravillosa singularidad, el guardián de su virginidad. Así como en María se combinan de manera milagrosa dos situaciones en apariencia incompatibles: la maternidad y la virginidad, lo mismo sucede con San José: es esposo de María y también protector de la virginidad de su esposa. San José y María vivieron en lo que se le llama “matrimonio josefista”. Fueron verdaderamente marido y mujer, pero nunca tuvieron relaciones sexuales. Ambos se consagraron a Dios y sacrificaron un bien natural por un bien mayor: la salvación de las almas.
La castidad es una virtud importante. Ser casto es tener dominio propio y estar en control de las propias pasiones y sexualidad. La castidad preserva el corazón y el cuerpo humano para una auténtica entrega de sí mismo. Toda la gente, sin importar su vocación en la vida, está llamada a la castidad.
Después de Jesús, San José es el mejor ejemplo de castidad masculina. En un mensaje que el mismo San José le dio a la hermana María Efrén en marzo de 1958, dijo: “Dejen que los padres también imiten mi gran pureza de vida y el profundo respeto que le tengo a mi esposa Inmaculada. Dejen que sean ejemplos para sus hijos y para los demás hombres, al nunca hacer nada de forma intencional que pueda causar escándalo dentro del pueblo de Dios”2. San José se casó con una mujer hermosa y la trató con respeto, dignidad y reverencia. Si los hombres de hoy en día fueran más como San José —protectores y defensores de la belleza, en lugar de consumidores y abusadores del misterio femenino— ¡Qué mundo tan diferente sería!
Aunque a algunos hombres se les ha llamado a consagrarse en celibato, a la mayoría se les llama al matrimonio. Ambas vocaciones son necesarias. Sin matrimonio, no hay hijos. Sin sacerdotes, no hay Sacramentos. Los hombres casados deben ser castos en el matrimonio; lo sacerdotes y obispos deben ser castos en el sacerdocio. Dios quiere que todos los hombres ejemplifiquen la castidad y la entrega de sí mismo de San José.
San José, en un mundo ciego por la impureza, ayúdame a
resistir las tentaciones y tener dominio propio sobre mis pasiones. Ora por mí
para vivir mi vocación de una manera casta y santa.
(Opcional)
Rezar el rosario y la Letanía de San José (Aquí)
Reto diario:
Decide hoy mismo de
manera firme confrontar los patrones de pensamientos, palabras y acciones
impuros y reemplazalos con la virtud de la castidad con la ayuda de San José.
Oración final para todos los días:
Glorioso San José, protector, modelo y guía de las familias cristianas: Te ruego protejas a la mía. Haz reinar en ella el espíritu de fe y de religión, la fidelidad a los mandamientos de Dios y de la Iglesia, la paz y la unión de los hijos, el desprendimiento de los bienes temporales y el amor a los asuntos del cielo.
Dígnate velar sobre todos nuestros intereses. Ruega al Señor que bendiga nuestra casa. Otorga la paz a la familia, acierto a los hijos en la elección de estado. Concede a todos los miembros de nuestra familia y de todas las familias de la tierra, la gracia de vivir y morir en el amor de Jesús y de María. Amén.
TE SUPLICAMOS SAN JOSE:
1. De los males que nos amenazan, libra nuestras familias.
2. De las discordias y roces, libra nuestras familias.
3. De las enfermedades y aflicciones, libra nuestras
familias.
4. De la tristeza y desesperanzas, libra nuestras familias.
5. Del espíritu mundano, libra nuestras familias.
6. De los peligros de los falsos valores de hoy, libra
nuestras familias.
7. De la ausencia y el abandono de los padres, libra nuestras
familias.
8. De la inmoralidad matrimonial, libra nuestras familias.
9. De las modas y costumbres escandalosas, libra nuestras
familias.
10. De la indiferencia y rebeldía religiosa, libra nuestras
familias.
11. De la liviandad y la deshonestidad, libra nuestras
familias.
12. De las amistades malas y peligrosas, libra nuestras
familias.
13. De la falta de amor, libra nuestras familias.
14. De las incomprensiones y falta de diálogo, libra nuestras
familias.
15. De la desunión y separaciones, libra nuestras familias.
16. De los abortos y descuidos de la vida, libra nuestras
familias.
17. De la falta de fe, libra nuestras familias.
18. De las dificultades financieras, libra nuestras familias.
19. De la falta de pan y de casa, libra nuestras familias.
20. De las enfermedades y desgracias, libra nuestras
familias.
21. De la muerte eterna, libra nuestras familias.
San José, ruega por nosotros! Para que seamos dignos de
alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
OREMOS:
Dios de bondad y misericordia, por intercesión de San José,
salva nuestras familias, haz que vivan unidas y firmes en el amor.
Así como las uniste en vida por la sangre, tu bondad las
reúna por la caridad en el Reino eterno. Amén.
Para terminar:
Oremos por el Santo Padre: para que nos conduzca al triunfo del Inmaculado Corazón de María y del Sagrado Corazón de Jesús:
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
†
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
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