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SANTORAL LITÚRGICO

El Niño Dios a nacido en Belén

HIMNO A SAN JOSÉ

HIMNO A SAN JOSÉ

Hoy a tus pies, ponemos nuestra vida; Hoy a tus pies, ¡Glorioso San José! Escucha nuestra oración, Y por tu intercesión, Obtendremos, la paz del corazón; En Nazaret, junto a la Virgen Santa, En Nazaret ¡Glorioso San José! Cuidaste al niño Jesús, Pues por tu gran virtud, Fuiste digno custodio de la luz. Con sencillez humilde carpintero; Con sencillez ¡Glorioso San José! Hiciste bien tu labor, obrero del Señor, Ofreciendo, trabajo y oración. Tuviste fe, en Dios y su promesa; Tuviste fe, ¡Glorioso San José! Maestro de oración, alcanzarnos el don, De escuchar, y seguir la voz de Dios:

ORACIÓN DE SAN ANTONIO GLORIOSO




Oración de San Antonio Glorioso

Divino sol que ilumina
al mundo tu resplandor,
por vuestra gracia divina
dale ficacio al Señor.

Para que mi lengua
refiera un milagro,
llegó el San Antonio
de la edad de ocho años.

Desde niño fue criado
con mucho temor de Dios,
de sus padres estimados
desde el mundo admiración.
Fue caritativo y perseguidor
por todo enemigo con mucho rigor.

Una mañana de un domingo
como siempre acostumbraba,
se marcha su padre a misa
cosa que nunca olvidaba.

Ven aquí Antoñito,
ven aquí hijo amado,
escucha que tengo
que darte un recado.

Buen cuidado has de tener
mira que los pajaritos
entran en el huerto
pisando el sembrado,
por eso te encargo
que tengas cuidado.

Ya se ausentaba su padre
a la iglesia se marchó,
Antonio queda cuidando
y a los májaros llamó.

Venid pajaritos, dejad el sembrado
que mi padre ha dicho
que tenga cuidado,
y para que mejor pueda
cumplir con mi obligación,
voy a encerraros a todos
dentro de esta habitación.

En un cuarto,
todos los pájaros entraban.
Lleno de alegría
San Antonio estaba
y los pajaritos alegre cantaban.

Luego se asoma a la puerta
y vio a su padre venir,
luego les manda callar
llega su padre a la puerta
y comienza a preguntar.

¡Que tal Antoñito!
¡Que tal hijo amado!
¿Has cuidado bien de los pajaritos?
Padre no tengáis cuidado
que para que no hagan mal
todos los tengo encerrados
dentro de esta habitación.

Su padre que vió
milagro tan grande,
al señor obispo
trató de avisarle.

Viene el señor obispo
con gran acompañamiento,
todos quedaron pasmados
al ver tan grande portento.

Abrieron ventanas
y puertas en par,
por ver si las aves
se quieren marchar.

Antonio les dice a todos:
Señores, nadie se agravie,
que los pájaros no marchan
menos que yo lo mande.

Se puso en la puerta
y les dijo así:
¡Vaya pajaritos,
ya podéis salir!

Al tiempo de alzar el vuelo
cantan con dulce alegría,
despidiéndose de Antonio
y toda su compañía.

Antonio divino,
por tu intercesión,
todos merezcamos
la eterna mansión. (Valeriana Yus)



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