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SANTORAL LITÚRGICO

El Niño Dios a nacido en Belén

HIMNO A SAN JOSÉ

HIMNO A SAN JOSÉ

Hoy a tus pies, ponemos nuestra vida; Hoy a tus pies, ¡Glorioso San José! Escucha nuestra oración, Y por tu intercesión, Obtendremos, la paz del corazón; En Nazaret, junto a la Virgen Santa, En Nazaret ¡Glorioso San José! Cuidaste al niño Jesús, Pues por tu gran virtud, Fuiste digno custodio de la luz. Con sencillez humilde carpintero; Con sencillez ¡Glorioso San José! Hiciste bien tu labor, obrero del Señor, Ofreciendo, trabajo y oración. Tuviste fe, en Dios y su promesa; Tuviste fe, ¡Glorioso San José! Maestro de oración, alcanzarnos el don, De escuchar, y seguir la voz de Dios:

Día 7 Consagración a San José por 33 días

 



Consagración a San José por 33 días



Oración 7 

 Jefe de la Sagrada Familia

 

 Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén, a celebrar la fiesta de la Pascua…Después el niño regresó a Nazaret con sus padres y siguió sujeto a ellos (Lucas 2:41, 51). Jesús, María y José componen la Sagrada Familia. Jesús era Dios y María, la Madre de Dios. Sin embargo, vemos en el pasaje anterior que San José era el jefe de la Sagrada Familia. Por treinta años, Jesús y María lo honraron y obedecieron.

 

La Santa Iglesia Católica enseña, a través de las Escrituras y de la tradición, que el esposo es el jefe de la familia y que Dios le ha concedido autoridad sobre su esposa e hijos. Este don de la autoridad no le otorga al esposo mayor dignidad que a la esposa. Ambos son miembros iguales de la alianza matrimonial, como se refleja al Dios crear a la mujer del costado del hombre (no de su cabeza o de sus pies). Este orden de autoridad refleja el orden divino entre Dios, Cristo y el hombre. Las Sagradas Escrituras afirman de manera clara que Dios ha asignado la responsabilidad del liderazgo espiritual en el hogar a los esposos:

 

 Guárdense mutuamente respeto en atención a Cristo. Que las mujeres respeten a sus maridos, como si se tratara del Señor. Porque el marido es cabeza de la mujer, como Cristo es cabeza y salvador del cuerpo, que es la Iglesia. Si, pues, la Iglesia es dócil a Cristo, séanlo también, y sin reserva alguna, las mujeres a sus maridos. Ustedes, los maridos, amen a sus esposas, como Cristo amó a la Iglesia. Por ella entregó su vida a fin de consagrarla a Dios, purificándola por medio del agua y la palabra. Se preparó así una Iglesia radiante, sin mancha, ni arruga, ni nada semejante; una Iglesia santa e inmaculada. Este es el modelo según el cual los maridos deben amar a sus esposas, como cuerpos suyos que son. El que ama a su esposa, a sí mismo se ama (Efesios 5:21-28).

 

En este pasaje, San Pablo hace un llamado a las esposas para que de manera libre se entreguen al cuidado de sus maridos y hace un llamado a los esposos como “jefes” de familia para que sean como Cristo. Con Jesús como modelo, esto solo puede significar que el hombre debe seguir el camino de un servidor-líder. El hombre muere a sí mismo y pone como prioridad las necesidades de su familia (o de las familias de la parroquia) sobre las suyas. Se preocupa por el bienestar espiritual de la familia. Busca maneras de ayudar a sus miembros a crecer en su relación con Dios. Provee apoyo físico, gracia y ánimo. Está listo para proteger, ayudar y defender. En las buenas y en las malas, está preparado para dar la vida por aquellos que han sido confiados a su cuidado.

 

Jesús y María se deleitan en el liderazgo de San José. Su ejemplo paternal muestra que la fuerza, la autoridad y el liderazgo son para estar al servicio de los demás. Las familias y las parroquias de todo el mundo se fortalecerían si los esposos, los padres y los sacerdotes imitan a San José.

 

 San José, jefe de la Sagrada Familia, ayúdame a vivir mi papel como jefe de mi hogar (o jefe de mi parroquia) en humilde servicio. Ora para que tenga la gracia de imitar el amor de sacrificio de Cristo y amar a aquellos que Él ha confiado a mi cuidado.

 Reza la Letanía de San José. (clic aquí)

 

 Reto diario:

Piensa en una manera de “morir a ti mismo” y pon como prioridad las necesidades de tu familia (o las necesidades de las familias de tu parroquia) sobre las tuyas. Comprométete con esta forma de actuar por lo menos por una semana.

 

Oración final para todos los días:

Glorioso San José, protector, modelo y guía de las familias cristianas: Te ruego protejas a la mía. Haz reinar en ella el espíritu de fe y de religión, la fidelidad a los mandamientos de Dios y de la Iglesia, la paz y la unión de los hijos, el desprendimiento de los bienes temporales y el amor a los asuntos del cielo. Dígnate velar sobre todos nuestros intereses. Ruega al Señor que bendiga nuestra casa. Otorga la paz a la familia, acierto a los hijos en la elección de estado. Concede a todos los miembros de nuestra familia y de todas las familias de la tierra, la gracia de vivir y morir en el amor de Jesús y de María. Amén.

 

TE SUPLICAMOS SAN JOSE:

1. De los males que nos amenazan, libra nuestras familias.

2. De las discordias y roces, libra nuestras familias.

3. De las enfermedades y aflicciones, libra nuestras familias.

4. De la tristeza y desesperanzas, libra nuestras familias.

5. Del espíritu mundano, libra nuestras familias.

6. De los peligros de los falsos valores de hoy, libra nuestras familias.

7. De la ausencia y el abandono de los padres, libra nuestras familias.

8. De la inmoralidad matrimonial, libra nuestras familias.

9. De las modas y costumbres escandalosas, libra nuestras familias.

10. De la indiferencia y rebeldía religiosa, libra nuestras familias.

11. De la liviandad y la deshonestidad, libra nuestras familias.

12. De las amistades malas y peligrosas, libra nuestras familias.

13. De la falta de amor, libra nuestras familias.

14. De las incomprensiones y falta de diálogo, libra nuestras familias.

15. De la desunión y separaciones, libra nuestras familias.

16. De los abortos y descuidos de la vida, libra nuestras familias.

17. De la falta de fe, libra nuestras familias.

18. De las dificultades financieras, libra nuestras familias.

19. De la falta de pan y de casa, libra nuestras familias.

20. De las enfermedades y desgracias, libra nuestras familias.

21. De la muerte eterna, libra nuestras familias.

 

San José, ruega por nosotros! Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.

 

OREMOS:

Dios de bondad y misericordia, por intercesión de San José, salva nuestras familias, haz que vivan unidas y firmes en el amor.

Así como las uniste en vida por la sangre, tu bondad las reúna por la caridad en el Reino eterno. Amén.


Para terminar: 
Oremos por el Santo Padre para que nos conduzca al triunfo del Inmaculado Corazón de María y del Sagrado Corazón de Jesús:

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

 


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