A San José maestro
José
Mª Fernández Nieto
Tú, que con la ternura de María
Hiciste de tu hogar un
santuario
Haz de nuestros sudores un
rosario
Que sepamos rezar con
alegría
Porque desde que tu José,
maestro
De amor, hiciste salmo de
tus músculos,
El trabajo es ofrenda de
crepúsculos
Avemaría, salve y
padrenuestro
Y se llama José la
reciedumbre
Del sudor, la ansiedad de
la herramienta
José el esfuerzo y afán
que alienta
El corazón para avivar la
lumbre
José se llama la humildad
sencilla
El silencio del hombre que
labora
José la desazón abrasadora
Que va rezando surcos en
la arcilla.
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