ENTRADAS POPULARES

SANTORAL LITÚRGICO

El Niño Dios a nacido en Belén

HIMNO A SAN JOSÉ

HIMNO A SAN JOSÉ

Hoy a tus pies, ponemos nuestra vida; Hoy a tus pies, ¡Glorioso San José! Escucha nuestra oración, Y por tu intercesión, Obtendremos, la paz del corazón; En Nazaret, junto a la Virgen Santa, En Nazaret ¡Glorioso San José! Cuidaste al niño Jesús, Pues por tu gran virtud, Fuiste digno custodio de la luz. Con sencillez humilde carpintero; Con sencillez ¡Glorioso San José! Hiciste bien tu labor, obrero del Señor, Ofreciendo, trabajo y oración. Tuviste fe, en Dios y su promesa; Tuviste fe, ¡Glorioso San José! Maestro de oración, alcanzarnos el don, De escuchar, y seguir la voz de Dios:

miércoles, 25 de noviembre de 2020

Oración al dulce nombre de San José

 




Oración al dulce nombre de San José:

Acuérdate San José, mi padre y señor, de la prontitud y diligencia con que acudías en servicio de Jesús y de María cuando te llamaban. Así también, date prisa en acudir en mi ayuda a la hora de mi muerte para que, ahuyentando al demonio, y arrepentido de mis pecados, exhale yo el último aliento protegido con tu intercesión y en los brazos de Jesús y de María. Amén.



miércoles, 3 de junio de 2020

NUEVA LETANÍA A SAN JOSÉ




NUEVA LETANÍA A SAN JOSÉ
El Papa Francisco aprobó incluir siete nuevas invocaciones en las letanías de San José, según informó el Vaticano este 1 de mayo, fiesta de San José obrero.

-Señor, ten piedad de nosotros.  Se repite
-Cristo, ten piedad de nosotros.
-Señor, ten piedad de nosotros.
-Cristo, óyenos.
-Cristo, escúchanos.  

-Dios, Padre celestial.  R. Ten piedad de nosotros.
-Dios Hijo, Redentor del mundo
-Dios Espíritu Santo
-Santa Trinidad, un solo Dios   

-Santa María,  R. Ruega por nosotros.
-San José
-Ilustre descendiente de David
-Luz de los patriarcas
-Esposo de la Madre de Dios
-Custodio del Redentor
-Casto Guardián de la Virgen,
-Padre Nutricio del Hijo de Dios
-Celoso defensor de Cristo
-Defensor de Cristo
-Ministro de salud
-Jefe de la Sagrada Familia
-José justo
-José casto
-José prudente
-José fuerte
-José obediente
-José fiel
-Espejo de paciencia
-Amante de la pobreza
-Modelo de obreros
-Gloria de la vida doméstica
-Custodio de vírgenes
-Sostén de las familias
-Apoyo en las dificultades
-Consuelo de los desdichados
-Esperanza de los enfermos
-Patrón de los Exiliados
-Patrón de los afligidos
-Patrón de los pobres
-Patrón de los moribundos
-Terror de los demonios
-Protector de la santa Iglesia    

-Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo     R.  Perdónanos, Señor.
-Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo    R.   Escúchanos, Señor.
-Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo    R.  Ten piedad de nosotros.
V. Lo nombró administrador de su casa.
R. Y señor de todas sus posesiones.

ORACIÓN
¡Oh Dios, que con inefable providencia te dignaste elegir a San José para esposo de tu Santísima Madre!; te rogamos nos concedas tenerlo como intercesor en el cielo, ya que lo veneramos como protector en la tierra. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

sábado, 14 de marzo de 2020

SAN JOSÉ - TRIDUO




SAN JOSÉ - TRIDUO

Puede comenzarse el 17 de cada mes para terminar el día 19.

- Por la señal...
- Señor mío Jesucristo...

V. Benditos y alabados sean los dulcísimos nombres de Jesús, María y José.
R. Amén.

ORACIÓN INICIAL PARA TODOS LOS DÍAS

A Vos recurrimos, bondadoso Patriarca, y con todo el fervor de nuestro afligido corazón os pedimos que, desde el trono de gloria en que os colocaron vuestras virtudes y merecimientos, escuchéis propicio nuestras súplicas y tengáis piedad de nosotros.

Humildemente confesamos que nuestras tribulaciones son pena de nuestras culpas; por eso con dolor de corazón, pedimos a Dios perdón de todas ellas. Alcanzádnoslo, amoroso San José, y por el amor que profesasteis a vuestro Jesús y María y por la autoridad que sobre ellos ejercitasteis acá en la tierra, interceded ahora por nosotros en el cielo escuchando nuestras peticiones y presentándolas Vos mismo a vuestra Esposa inmaculada y a vuestro Divino Hijo para que sean favorablemente despachadas, para mayor gloria de Dios y santificación de nuestras almas. Amén.

Acordaos, ¡oh castísimo esposo de la Virgen María y amable protector mío San José!, que jamás se ha oído decir que ninguno haya invocado vuestra protección e implorado vuestro auxilio sin haber sido consolado. Lleno, pues, de confianza en vuestro poder, ya que ejercisteis con Jesús el cargo de Padre, vengo a vuestra presencia y me encomiendo a Vos con todo fervor. No desechéis mis súplicas, antes bien, acogedlas y dignaos acceder a ellas piadosamente. Amén.

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ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

Gloriosísimo Patriarca San José, castísimo Esposo de la Madre de Dios; a vuestro amparo acudimos, no desatendáis nuestras súplicas y libradnos de todos los peligros.

V. Bendito Patriarca San José, rogad por nosotros.
Para que seamos dignos de la gracia que imploramos

Santísima Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, unid vuestros ruegos a los de vuestro castísimo Esposo y por los maternales cuidados que prodigasteis al Niño Jesús, interceded y rogad por nosotros para que seamos dignos de alcanzar la gracia que hemos pedido.

Sacratísimo Corazón de Jesús, oíd benigno las súplicas de María, llena de gracia, y de José, varón justo, para que por su intercesión logremos el favor solicitado, si ha de ser a mayor honra y gloria vuestra y bien de nuestras almas. Vos que vivís y reináis por todos los siglos de los siglos. Amén.


DÍA PRIMERO
Comenzar con la oración preparatoria para todos los días.

Aquí nos tenéis en vuestra gloriosa presencia, dulce protector nuestro San José, implorando vuestro eficaz patrocinio. Dirigid, oh gran Santo, una mirada amorosa sobre nosotros, miserables hijos de Eva, y alcanzadnos con la gracia que os hemos pedido y las Virtudes de la humildad, pureza y obediencia, la dicha de morir asistidos de Jesús, de vuestra Esposa y de Vos, para bendeciros y alabaros en el cielo eternamente. Amén.

(Pídase la gracia que se desea).

- Rezar siete Padrenuestros y Avemarías en memoria de los siete dolores y gozos de San José.
- Terminar con la oración final para todos los días.

__________
DÍA SEGUNDO
Comenzar con la oración preparatoria para todos los días.

A vuestros pies nos postramos con el más humilde afecto, ¡oh incomparable protector nuestro San José!, confiando en vuestro eficaz patrocinio. Dirigid, ¡oh gran Santo!, una mirada amorosa sobre nosotros, miserables pecadores hijos de Eva, y alcanzadnos la gracia que os hemos pedido juntamente con las tres virtudes de tierna piedad, gratitud a los divinos beneficios y firme confianza en Dios, que tanto y con tanto fruto practicasteis Vos mismo, a fin de que enriquecidos con ellas, podamos expirar dulcemente en los brazos de Jesús y María, y alabarlos después en vuestra compañía en el cielo, por toda la eternidad. Amén.

(Pídase la gracia que se desea).

- Rezar siete Padrenuestros y Avemarías en memoria de los siete dolores y gozos de San José.
- Terminar con la oración final para todos los días.

__________
DÍA TERCERO
Comenzar con la oración preparatoria para todos los días.

Postrados ante Vos, insigne protector nuestro San José, acudimos también hoy en demanda de vuestro eficaz patrocinio. Dirigid, ¡oh gran Santo!, una mirada amorosa sobre nosotros, miserables hijos de Eva, y presentad nuestras súplicas al Padre Eterno, cuyas veces hicisteis en la tierra tutelando a su Divino Hijo; ofrecedlas también al Espíritu Santo, de quien fuisteis representante como Esposo de María; presentadlas, en fin, al Hijo para que sean benignamente atendidas por la Santísima Trinidad, objeto de todo nuestro amor, ahora y siempre, por todos los siglos. Amén.

(Pídase la gracia que se desea).

- Rezar siete Padrenuestros y Avemarías en memoria de los siete dolores y gozos de San José.
- Terminar con la oración final para todos los días.







lunes, 9 de marzo de 2020

ORACIÓN A SAN JOSÉ POR LA IGLESIA, LOS SACERDOTES, LAS FAMILIAS Y LOS ESPOSOS



ORACIÓN A SAN JOSÉ POR LA IGLESIA, LOS SACERDOTES, LAS FAMILIAS Y LOS ESPOSOS

   Glorioso San José, que en la tierra tuviste la sublime misión de asistir a Jesús y a María con unos cuidados de familia que nadie los hubiera tenido igual.
   Te suplicamos cuides ahora de tu Iglesia de la que eres Patrono. La Iglesia es Jesús, porque todos los cristianos somos miembros del cuerpo Místico de Cristo, y nosotros somos muy débiles y necesitamos más cuidados que Jesús.
   Cuida especialmente de nuestros sacerdotes para que vivan y prediquen siempre el Evangelio de Jesús.
   Llévanos por el camino de la Santidad: que revivamos en nosotros los valores cristianos y todos seamos el fiel reflejo de Cristo.
   Que la Iglesia sea la Luz del mundo Sembradora de paz y armonía entre los hombres; el Reino del Amor en la tierra. Y que todas las naciones acudan a Ella atraídas por la Verdad que es la Vida de los cristianos.
   Te pedimos por la familia cristiana; que no tenga otro modelo sino la Familia de Nazaret, y en ella brillen de nuevo las virtudes tradicionales del pueblo cristiano.
   Que los esposos vivan totalmente su amor matrimonial; que trasmitan a sus hijos la Fe y  la Esperanza cristianas, y que reine la paz y la felicidad en el hogar.
   Te pedimos finalmente una feliz y santa muerte, en los brazos de Jesús y de María, como fue la tuya.
Amén.



jueves, 20 de febrero de 2020

ORACIÓN AL SANTO PADRE ADOPTIVO DEL NIÑO JESÚS



Oración al santo padre
 adoptivo del niño Jesús

¡Amado San José! Desde el abismo de mi pequeñez, dolor y ansiedad, te contemplo con emoción y alegría en el cielo, pero también como padre de los huérfanos en la tierra, consolador de los tristes, amparo de los desvalidos, gozo y amor de tus devotos ante el trono de Dios, de tu Jesús y de María, tu santa Esposa.

Por eso, pobre y necesitado, a Vos dirijo hoy y siempre mis lágrimas y penas, mis ruegos y clamores del alma, mis arrepentimientos y mis esperanzas; y hoy especialmente traigo ante tu altar y tu imagen una pena para que consueles, un mal para que remedies, una desgracia para que impidas, una necesidad para que socorras, una gracia para que obtengas para mí y para mis seres queridos.

Y para conmoverte te lo pediré y demandaré durante treinta días continuos en reverencia a los treinta años que viviste en la tierra con Jesús y María, y te lo pediré, urgente y confiadamente, invocando las distintas etapas y dolores de tu vida. Me sobran los motivos para confiar en que no demorarás en oír mi petición y remediar mi necesidad; siendo tan cierta mi fe en tu bondad y poder, confío en que me obtendrás lo que necesito y aún más de lo que te pido y deseo.

1.- Te pido por la bondad divina que obligó al Verbo Eterno a encarnarse y nacer en la pobre naturaleza humana, como Dios de Dios, Dios Hombre, Dios del Hombre, Dios con el Hombre.

2.- Te lo suplico por tu obediencia al Espíritu, al no abandonar a María y tomarla como esposa tuya, y tomando a su hijo como propio siendo padre adoptivo de Jesús y protector de ambos.

3.- Te lo ruego por tu dolor mientras buscabas un establo y un pesebre para la cuna de Dios, nacido entre los hombres; por tu dolor al verlo nacer entre animles sin poder conseguir un lugar mejor y más “digno”.

4.- Te lo pido por la apertura de tu corazón al dejarte conmover por la alabanza de los pastores y por la adoración de los reyes de Oriente, por tu incertidumbre al pensar ¿qué sería de este Niño, tan especial y a la vez tan similar al resto de los niños?.

5.- Te lo demando por tu sobresalto al oír del Ángel la muerte decretada contra tu Hijo Dios, por tu obediencia y la huida a Egipto, por los miedos y peligros del camino, por la pobreza del destierro, y por tus ansiedades al volver de Egipto a Nazaret.

6.- Te lo pido por tu aflicción dolorosa de tres días al perder a Jesús, y por tu consuelo al encontrarle en el templo; por tu felicidad de los treinta años que viviste en Nazaret con Jesús y María sujetos a tu autoridad y providencia.

7.- Te lo ruego y espero por el heroico sacrificio y aceptación de la misión de tu hijo en la cruz para la muerte por nuestros pecados y nuestra redención.

8.- Te lo pido por el desprendimiento con el que todos los días contemplabas las manos de Jesús, taladradas un día en la Cruz por agudos clavos; aquella cabeza que se reclinaba tiernamente sobre tu pecho, coronada de espinas; aquel cuerpo divino que estrechabas contra tu corazón, ensangrentado y extendido sobre los brazos de la Cruz; aquel último momento en que le veías expirar y morir por mí, por mi alma, por mis pecados.

9.- Te lo pido por tu dulce tránsito de esta vida en los brazos de Jesús y María y tu entrada en el cielo de los Justos en el cielo, donde tienes tu trono de poder.

10.- Te lo suplico por tu gozo y alegría, cuando contemplabas la Resurrección de Jesús, su subida y entrada en los cielos y su trono de Rey.

11.- Te lo pido por tu dicha cuando viste a María ser subida a los cielos por ángeles, y coronada por el Eterno, y entronizada junto a vos como Madre, Señora y Reina de los ángeles y hombres.

12.- Te lo pido, ruego y espero confiadamente por tus trabajos, penalidades y sacrificios en la tierra, y por tus triunfos y gloria feliz bienaventuranza en el Cielo con tu Hijo Jesús y tu esposa Santa María.

¡Oh mi buen San José!. Siento en mí una fuerza misteriosa, que me alienta y obliga a pedirte y suplicarte y esperar me obtengas de Dios la grande y extraordinaria gracia que voy a poner ante este tu altar e imagen y ante tu trono de bondad y poder en el Cielo: la espero, querido San José.

miércoles, 22 de enero de 2020

ORACIÓN A SAN JOSÉ POR 30 DÍAS




Oración a San José para recitarla durante 30 días seguidos

Os ofrecemos la oración a San José para recitarla durante 30 días seguidos en honor a los 30 años que, según la piadosa creencia, vivió el Patriarca San José con Jesús y María.

¡Por siempre bendito y glorioso Patriarca San José de la Montaña, amable e indulgente Padre y amigo compasivo de todos los que sufren! Por aquél amargo pesar con que tu corazón fue traspasado cuando consideraste los sufrimientos del salvador Infante y en profética visión contemplaste su más ignominiosa pasión y muerte, te suplico tengas piedad de mi pobreza y necesidad; aconséjame en mis dudas y consuélame en todas mis ansiedades.

Tu eres el buen Padre y Protector de los huérfanos, el abogado de los indefensos y el
Patrón de los están en necesidad y desconsuelo. No desatiendas, pues, la súplica de tu devoto; mis pecados han traído sobre mí la justa indignación de mi Dios y por eso estoy rodeado de aflicciones.

A ti, ¡Oh amoroso protector de la pobre y humilde familia de Nazaret; a ti recurro pidiendo amparo y protección! Óyeme, pues, y atiende con la solicitud de un padre la ardiente súplica de un hijo y obtenedme el objeto de mi deseo.

Te lo pido:
Por la infinita misericordia del Eterno Hijo de Dios que lo indujo a tomar nuestra naturaleza y nacer en este valle de lágrimas.
Por aquel dolor y aflicción que inundó tu corazón cuando ignorando el misterio obrado en tu Inmaculada Esposa, resolviste separarte de Ella.
Por aquel cansancio, solicitud y sufrimiento que padeciste cuando buscabas en vano un lugar en Belén para que diese a luz la Santa Virgen y no hallándolo te viste en la necesidad de buscar un establo donde naciese el Redentor del mundo.

Por el dolor que tuviste al presenciar el doloroso derramamiento de la preciosa sangre en la circuncisión.
Por la dulzura y poder del sagrado nombre de Jesús que impusiste al adorado infante.
Por esa mortal angustia que experimentaste al oír la profecía del Santo Simeón en que anunciaba que el Niño Jesús, y su Santísima Madre serían las futuras víctimas de su grandísimo amor por nosotros pecadores.

Por el dolor y aflicción que inundó tu alma cuando el ángel te declaró que sus enemigos buscaban al Niño Jesús para matarle, viéndote obligado a huir a Egipto con él y con su Madre Santísima.

Te lo pido:
Por todas las penas, fatigas y trabajos que padeciste en este tan largo y penoso viaje.
Por todos los dolores que sufriste en Egipto en algunas ocasiones cuando, a pesar de tu trabajo, no podías proporcionar alimentos a tu pobre familia por todos los cuidados en preservar al Divino Niño y a su Inmaculada Madre, durante el segundo viaje, cuando recibiste la orden de volver a tu a país natal.

Por la vida tan pacífica que tuviste en Nazaret mezclada de tantos gozos y dolores.
Por tu extrema aflicción en estar tres días privado de la compañía del Niño adorable.
Por el gozo que tuviste, cuando lo hallaste en el templo, y por la inexplicable consolación que sentías en la casita de Nazaret, viviendo con el Divino Niño.
Por aquella maravillosa sumisión en estar sujeto a tu voluntad.
Por aquel dolor que sentías continuamente acordándote de todo lo que el Niño Jesús había de padecer cuando tú no estuvieses a su lado.

Por aquella contemplación en que considerabas que aquellos pies y manos, ahora tan activos en servirte, estarían un día agujereados por crueles clavos; aquella cabeza, que descansaba apaciblemente sobre tu pecho, habría de ser coronada de agudas espinas; ese delicado cuerpo, que tiernamente sostenías en tu regazo y lo estrechabas contra tu corazón, sería azotado, maltratado y clavado en una cruz.

Te lo pido:
Por ese heroico sacrificio de tu voluntad y mejores afectos, por el cual ofreciste al eterno Padre el último y terrible instante en que el Hombre-Dios había de expirar por nuestra salvación.
Por el perfecto amor y conformidad con que recibiste la divina ordenación de partir de este mundo de la compañía de Jesús y María.
Por la grandísima alegría que inundó tu alma cuando el Redentor del mundo triunfando de la muerte y del infierno, entró en la posesión de su reino conduciéndote a ti a la gloria, con especiales honores.
Por la gloriosa Asunción de María Santísima y por aquella inefable bienaventuranza que a Ella le derivará eternamente de la presencia de Dios.
¡Oh amabilísimo Padre! Te suplico por todos los sufrimientos, aflicciones y alegrías que me oigas y me obtengas el favor de mis ardientes súplicas.

(Aquí se pide el favor que se desea alcanzar)

Te lo suplico además, en favor de todos aquellos que se encomiendan a mis oraciones para que les concedas lo que más les convenga según los designios de Dios.
Finalmente, mi amado protector y padre San José de la Montaña, sednos propicio en los últimos instantes de nuestra vida, para que podamos cantar eternamente vuestras alabanzas juntamente con las de Jesús y María. Amén.