ORACIÓN AL GLORIOSO
PATRIARCA
SAN JOSÉ
Para los miércoles y el día 19 de cada mes
Hecho el acto de contrición, se dice esta
plegaria al Padre Eterno:
Dios todopoderoso y eterno, Padre de las
misericordias y Dios de toda consolación, que en orden a la salvación de los
hombres decretataste que tu Hijo unigénito se hiciera hombre en las entrañas
virginales de María Santísima, por obra del Espíritu Santo, y con altísima
providencia te dignaste elegir entre todos los santos al Patriarca San josé
para que fuese el verdadero esposo de la Virgen madre e hiciera los oficios de
legítimo padre, haciendo tus veces en la tierra, y educase al Hijo de Dios, y para
este fin lo enriqueciste llenándolo con los tesoros de tu gracia de modo
abundantísimo, y ahora, en premio a su fidelidad, lo tienes en el cielo sobre
un excelso trono de gloria; siendo San José mi padre y señor, mi especial
abogado, te suplico, por sus méritos e intercesión, que tengas misericordia de
mí y de todos mis seres queridos, que perdones todas nuestras culpas y dirijas
nuestros pasos hacia una muerte que sea preciosa a tus ojos divinos y principio
de la bienaventuranza feliz. Amén.
(Se rezan siete Padrenuestros y siete Avemarías o Ave José, en honor a sus dolores y gozos. Y a continuación se reza la siguiente oración):
Poderosísimo Patrono del linaje humano, protector de los pecadores, refugio de las almas, eficaz auxilio de los afligidos, consuelo de los desamparados, José gloriosísimo: sabiendo que el último instante de mi vida ha de llegar necesariamente, y previendo que mi alma pueda estar atormentada en exceso por los recuerdos de sus infidelidades pasadas y por las tentaciones con las que intento perderme el demonio eternamente, y puesto que mis fuerzas naturales estarán debilitadas, desde ahora acudo a ti como intercesor, para que en la hora de mi muerte me asistas en la batalla y no desfallezca en la fe, en la esperanza ni en la caridad.
Cuando tú moriste, tu Hijo Jesús y tu
Esposa María te asistieron personalmente y ahuyentaron a los demonios, para que
no se atrevieran a combatir tu espíritu; por estos favore sy por los que en tu
vida te hicieron, te pido, San José gloriosísimo, que ahuyentes mientras viva y
a la hora de mi muerte a todos mis enemigos del alma y cuerpo, y que pueda
terminar mi vida en paz, amando a Jesús, a María y a ti. José del alma mía,
para que pueda estar siempre con los tres en el cielo, gozando de la
bienaventuranza eterna. Amén.