A San José para una buena
muerte
Poderoso protector y amado Padre San José, Esposo de la Reina de los Ángeles, Santa María, Madre de Dios y de la Virgen, padre virginal de Jesús, y protector especial, de los pobres pecadores agonizantes, en la hora de su muerte. Yo, pecador miserable, confiando en tu amor misericordioso, con el deseo de amar y servir en presencia de Jesús, mi dulce Redentor, de Santa María, su esposa y en presencia de toda la corte celestial, te elijo en este día como mi especial protector, abogado y defensor en todas las acciones de mi vida y en la agonía de mi muerte. Me consagro ahora y siempre a ti, como sirviente, esclavo, e hijo devoto, y como tal me entrego a ti en todas las formas posibles con una donación perfecta.
Soberano Patriarca, has uso de
tu gran misericordia a la hora de mi agonía en el trance de la muerte. Y cuando
me falte la fuerza, y mi lengua no te invocare, cuando mis ojos ya no vean la
luz y haya perdido el sentido del oído, y no pueda conseguir favores humanos,
recuerda, oh Padre, las peticiones que ahora te ofrezco a consideración de tu
piedad compasiva y tierna misericordia, protégeme en el último día y en ese
momento de extrema necesidad, ayúdame tenme bajo tu patrocinio, para que muera
en gracia de Dios, libre de todos mis enemigos sea colocado en la presencia de Dios
bendito, a quien espero alabar a tu lado por toda la eternidad.
Amén