NOVENA A SANTA ISABEL DE ARAGÓN,
REINA DE PORTUGAL Y TERCIARIA
FRANCISCANA
†
Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de
nuestros ✠
enemigos, líbranos
Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
℣.
Dios mío, ven en mi auxilio.
℟.
Señor, date prisa en socorrerme.
℣.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
℟.
Como era en un principio, ahora y siempre, y en todos los siglos de los siglos.
Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío Jesucristo, Dios
y Hombre verdadero, Creador y Redentor mío, por ser Vos quien sois y porque os
amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; propongo
firmemente nunca más pecar, y apartarme de todas las ocasiones de ofenderos,
confesarme y cumplir la penitencia que me fuera impuesta. Ofrézcoos, Señor, mi
vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis pecados, y, así como lo
suplico, así confío en vuestra bondad y misericordia infinita, que los
perdonaréis, por los méritos de vuestra preciosísima sangre, pasión y muerte, y
me daréis gracia para enmendarme, y perseverar en vuestro santo amor y servicio
hasta la muerte. Amén.
ORACIÓN PARA TODOS
LOS DÍAS DE LA NOVENA
Altísimo y Soberano Señor Nuestro que quisiste darnos ejemplo de santidad mostrándonos a nosotros vuestros siervos, que no solamente en los claustros y desiertos santificas a tantas almas, sino también en los tronos de los reyes, haznos comprender que en todos los estados de la vida puede estar tu espíritu de concordia y de paz.
Tú, que en la Reina Santa Isabel le disteis a las esposas cristianas un modelo de humildad, penitencia y perdón, virtudes tan difíciles de encontrar en medio de las grandezas humanas, haz que en los hogares no falte la dulzura y dedicación materna, para salud y bienestar físico y espiritual de los hijos, y que sean estos educados en la fe, a imitación de la Sagrada Familia.
Te pedimos, Señor, por intercesión de esta Santa Reina, que tan grande fue en el mundo y que no menor lo es en el cielo, las gracias que tanto precisamos (se nombran los favores a pedir) en modo particular la paz en nuestros corazones y en nuestros hogares.
¡Oh, Dios! que eres tan
admirable en vuestros santos, compadécete de nuestras miserias y concédenos por
intercesión de las oraciones de tu sierva Santa Isabel, se aparte de nosotros
la tibieza, y fortalecidos con tu gracia, recibamos nuevo ánimo en la devoción.
Que se transformen nuestras malas costumbres, y preparemos de este modo los
caminos que nos conduzcan a la eterna felicidad. Tú que vives y reinas por los
siglos de los siglos. Amén.
Rezar un Padre nuestro,
Ave María y Gloria.
DÍA PRIMERO – 29 DE
JUNIO
MEDITACIÓN: Promesa de Dios.
Nacida en Aragón, España, en 1271, Santa Isabel es la hija del rey Pedro III de ese reino y nieta del rey Jaime el Conquistador, biznieta del emperador Federico II de Alemania. Le pusieron por nombre Isabel, que significa “Promesa de Dios”, en honor a su tía abuela, Santa Isabel de Hungría.
Su formación fue
formidable y ya desde muy pequeña tenía una notable piedad. Le enseñaron que,
para ser verdaderamente buena debía unir a su oración la mortificación de sus
gustos y caprichos. Conocía desde pequeña la frase: «Tanta mayor libertad de
espíritu tendrás cuando menos deseos de cosas inútiles o dañosas tengas». Se
esmeró por ordenar su vida en el amor a Dios y al prójimo, disciplinando sus
hábitos de vida. No comía nada entre horas.
La Letanía se rezará todos los días.
DÍA SEGUNDO – 30 DE
JUNIO
Por la Señal…
Acto de Contrición,
Oración Inicial, Padre nuestro, Ave María y Gloria.
MEDITACIÓN: Reina de Portugal
El 11 febrero de 1282 contrajo matrimonio por poderes en la capilla de Santa María, luego llamada de Santa Águeda, del palacio real de Barcelona. En junio de este mismo año llegó a Portugal y en Troncoso, a donde había salido a recibirla, se encontró con su esposo Dionisio, al que conoció por primera vez.
La nieta de Jaime I el
Conquistador, pese a su corta edad, aparecía ante todos como una mujer adornada
de energía tenaz y fuerza de alma no comunes. Además, era una mujer dulce y
bondadosa, inteligente y bien educada. No obstante estas excepcionales cualidades,
bien pronto tuvo que sufrir las infidelidades de su marido, que ella supo
disimular con heroico silencio. Nunca quiso enfrentarse con él, sino que con
dulzura y amor quería apartarlo de sus ilícitas relaciones. Tan heroica fue su
paciencia que hasta llegó a ocuparse con toda solicitud de los hijos bastardos
de su esposo educándolos en palacio. Fuerza para llevar con resignación estos
agravios la encontró la reina en su trato con Dios. Bajo la dirección de su
confesor, el mercedario fray Pedro Serra, cultivó una intensa vida interior y
de entrega a la voluntad divina, sin perder la naturalidad de esposa y reina.
La Letanía se rezará
todos los días.
DÍA TERCERO – 1 DE JULIO
Por la Señal…
Acto de Contrición,
Oración Inicial, Padre nuestro, Ave María y Gloria.
MEDITACIÓN: Modelo de Penitencia.
Ser pobre en medio de las riquezas, mortificado en medio de las delicias de la corte, humilde sobre un trono, es una virtud que no pertenece sino a las grandes almas, como Santa Isabel.
Nunca quiso rehuir sus
obligaciones, aun aquellas que parecían más mundanas, y siempre, como reina que
era, se la halló presente en las solemnidades, banquetes, recepciones y demás
fiestas palaciegas. Minuciosa atención prestaba a las audiencias y visitas de
sus súbditos, porque, como decía, era responsable de su salvación y bienestar.
Pero no por esta actividad su vida espiritual sufría menoscabo alguno. Antes al
contrario, supo encontrar a Dios y estar unida a Él en el cotidiano quehacer.
Durante toda su vida dedicó largas horas a la oración y a la lectura piadosa.
Su espíritu de mortificación fue grande, especialmente en ayunos y
abstinencias. Pan y agua eran su único alimento tres cuaresmas durante el año,
las vigilias de las fiestas de Nuestra Señora y de los Apóstoles y todos los
viernes. Otra gran virtud fue su caridad para con los pobres y enfermos,
compensada alguna vez por Dios con prodigios extraordinarios.
La Letanía se rezará
todos los días.
DÍA CUARTO – 2 DE JULIO
Por la Señal…
Acto de Contrición,
Oración Inicial, Padre nuestro, Ave María y Gloria.
MEDITACIÓN: Esposa y madre cristiana.
Tras seis años sin tener sucesión le nacieron dos hijos: la princesa Constanza y el príncipe Alfonso, que fue su cruz y causa de sufrimientos. Crecido el futuro Alfonso IV el Bravo en la Corte portuguesa, se reconoció en él el violento carácter heredado de su padre, y a partir de sus malos ejemplos fue creciendo en el hijo un fuerte rechazo que se manifestaría más tarde. Por tres veces se alzó el príncipe en rebeldía. Estas luchas entre sus dos más grandes amores fueron la gran prueba que tuvo que sufrir durante largos años la reina Isabel. «Vivo vida muito amargosa», dice en una carta a su hermano Jaime II de Aragón. A todos los sacrificios estaba dispuesta con tal de lograr la paz de su reino y la reconciliación del padre con el hijo. Para conseguirlo no duda en escribir a su esposo: «No permitáis que se derrame sangre de vuestra generación que estuvo en mis entrañas. Haced que vuestras armas se paren o entonces veréis cómo en seguida me muero. Si no lo hacéis, iré a postrarme delante de vos y del infante, como la leona en el parto si alguien se aproxima a los cachorros recién nacidos. Y los ballesteros han de herir mi cuerpo antes de que os toque a vos o al infante. Por Santa María y por el bendito San Dionisio, os pido que me respondáis pronto para que Dios os guíe». Y a su hijo le dice: «Por Santa María Virgen, te pido que hagas las paces con tu padre. Mira que los guerreros queman casas, destruyen cultivos y destrozan todo. No con las armas, hijo, no con las armas, arreglaremos los problemas, sino dialogando, consiguiendo arbitrajes para arreglar los conflictos. Yo haré que las tropas del rey se alejen y que los reclamos del hijo sean atendidos, pero por favor recuerda que tienes deberes gravísimos con tu padre como hijo, y como súbdito con el rey».
Hasta el mismo campo de
batalla llegó en una ocasión, montando una mula, cuando empezaba en el llano de
Alvalade, cerca de Lisboa, otra lucha parricida entre el rey y su hijo. Allí
consiguió de su esposo el perdón para el hijo inquieto y rebelde.
La Letanía se rezará
todos los días.
DÍA QUINTO – 3 DE JULIO
Por la Señal…
Acto de Contrición,
Oración Inicial, Padre nuestro, Ave María y Gloria.
MEDITACIÓN: Reina de la paz.
Llevó a cabo una labor
pacificadora por su intervención delicada en los asuntos de gobierno, tan
difícil en ciertos momentos. Hay que destacar en ella este especial don. Así,
merced a su constante y discreta intervención, contribuyó a reconciliar a Portugal
con el Papa, reconciliación que se confirmó con la firma de un Concordato y con
la fundación de la Universidad de Coímbra. Una alta visión política, a la par
que un gran desprendimiento, demostró tener la reina, cuando cedió parte de sus
derechos a la dote que le correspondía, en favor de su sobrina la hija de don
Alfonso, hermano de don Dionisio, su esposo. Con ella quedó apaciguado el
intento de guerra civil que para defender los intereses de su hija se aprestaba
a promover don Alfonso. También afianzó la paz entre castellanos y portugueses,
mediante la unión matrimonial de sus hijos con los del rey de Castilla. En
momentos difíciles para esta paz se entrevistó con la reina castellana María de
Molina, siendo eficaz su intervención para los intereses de ambos reinos,
amenazados por las discordias promovidas en Castilla por los Infantes de la
Cerda, que comprometían no sólo al rey Fernando, su yerno, sino al mismo rey de
Portugal, su marido, y al de Aragón, Jaime II, su hermano. Con el mismo efecto
pacificador medió entre su hermano don Fadrique, rey de Sicilia, y Roberto de
Nápoles, dispuestos a dar solución a sus problemas con las armas.
La Letanía se rezará
todos los días.
DÍA SEXTO – 4 DE JULIO
Por la Señal…
Acto de Contrición,
Oración Inicial, Padre nuestro, Ave María y Gloria.
MEDITACIÓN: Modelo de viudas.
En 1325 enfermó don Dionisio; lo llevan a Santarém y allí su esposa le cuidó con desvelo y abnegación. Murió el 7 de enero. Inmediatamente después, Isabel se retiró a su cámara, se vistió el hábito de las clarisas, cortó por sí misma los cabellos de su cabeza, y volviendo ante el cadáver de su esposo, dijo a los cortesanos presentes: «Daos cuenta de que a la vez que al Rey perdisteis a la Reina».
Se ha visto cómo Isabel siempre estuvo dispuesta a la ayuda del necesitado y cómo, en medio de sus deberes de reina, supo estar unida a Dios. Al enviudar, y heredar el trono su hijo Alfonso IV, quedó libre para entregarse más por entero a sus devociones y a sus obras de caridad. Hasta el fin de sus días vivió una vida retirada, vistiendo siempre el hábito de la Tercera Orden franciscana, aunque libre de votos religiosos, pues siempre quiso mantener su patrimonio, como ella dice, para construir iglesias, monasterios y hospitales.
Ya de antiguo tenía tomada
esta resolución, que tanto su confesor como su hijo conocían. Liberada, pues,
de los deberes de la Corte, no vive sino para ayudar al necesitado. Sus
riquezas van a parar a los pobres y enfermos en forma de ropa y alimentos. En
los hospitales pasaba largas horas consolando a los allí acogidos. Construyó
iglesias y monasterios: ella misma dirigió las obras del monasterio de Santa
Clara de Coimbra.
La Letanía se rezará
todos los días.
DÍA SÉPTIMO – 5 DE JULIO
Por la Señal…
Acto de Contrición,
Oración Inicial, Padre nuestro, Ave María y Gloria.
MEDITACIÓN: Peregrina en Compostela.
Por motivos devocionales,
para orar por el bien de su alma y de la de su marido, presuntamente en el
Purgatorio, doña Isabel tomó la senda peregrina llamada por su piedad y por la
fama internacional que desde hacía siglos había alcanzado el santuario jacobeo.
Viaja a Santiago en 1325, algunos meses después de la muerte del rey. Inició la
peregrinación en junio, con la intención de rezar por el alma de su marido ante
el altar de Santiago el día 25 de julio de aquel año y solicitar indulgencias
que redundasen en beneficios espirituales a favor del difunto. Don Dionisio no
había tenido ocasión de peregrinar a Compostela, pero demostró su devoción por
Santiago donando al Cabildo de la catedral 300 maravedíes para conmemoración de
su aniversario. Su esposa bien sabía, por ser persona espiritual, que mayor
sería el beneficio para el alma del rey si lo que entregaba al apóstol era un
sacrificio personal, acompañado de una generosa donación de valor simbólico
significativo.
La Letanía se rezará
todos los días.
DÍA OCTAVO – 6 DE JULIO
Por la Señal…
Acto de Contrición,
Oración Inicial, Padre nuestro, Ave María y Gloria.
MEDITACIÓN: Donaciones a San Santiago en Compostela.
Al llegar a Milladoiro y
ver por fin las torres de la catedral compostelana, la reina santa descendió
del caballo en el que viajaba y continuó a pie. En Santiago pudo asistir a la
solemne celebración del 25 de julio y donó al apóstol su corona de soberana, su
regio manto bordado con hilos de oro y plata, tapicerías con las armas de
Aragón y Portugal y otros presentes de valor, recibiendo varios regalos del
arzobispo Berenguel de Landoria, entre ellos una escarcela adornada con una
concha de vieira y un báculo o bordón ornado con vieiras grabadas sobre
planchas de plata, y con remate en tau, de piedra y con leones de plata en los
extremos, igual al que empuña la imagen de Santiago en el Pórtico de la Gloria.
Con estos adminículos se enterró la reina en Santa Clara-a-Velha de Coimbra,
pues ambos aparecieron en 1612 en el interior del sepulcro, en el
reconocimiento que se hizo del cuerpo de la soberana.
La Letanía se rezará
todos los días.
DÍA NOVENO – 7 DE JULIO
Por la Señal…
Acto de Contrición,
Oración Inicial, Padre nuestro, Ave María y Gloria.
MEDITACIÓN: Muerte de una Santa.
Una vez más, e iba a ser
la última, tuvo que intervenir la anciana reina, esta vez ante su hijo Alfonso
y su nieto Alfonso XI de Castilla para evitar la guerra entre ambos. Pese a sus
muchos años se puso en camino hacia Estremoz, con el fin de parlamentar con su
hijo, y disuadirle de aquella empresa. Aquel viaje agitado y presuroso, en
medio de los calores veraniegos, significó su muerte, aunque la causa próxima
fue una herida en el brazo, acompañada de fuerte dolor y fiebre. Reconociendo
que se acercaba el fin de su vida confesó, oyó misa y «con gran devoción y
muchas lágrimas recibió el Cuerpo de Dios». Puede decirse que desde aquel
momento no dejó de rezar. Su lengua, cada vez más débil, recitaba salmos y los
versos latinos de himnos litúrgicos, como el “María Mater grátiæ, Mater
misericórdiæ, Tu nos ab hoste prótege et hora mortis súscipe”. Junto a su
lecho, según ella siempre deseó, estaba su hijo por el que tanto había sufrido.
Murió el 4 de julio de 1336, en el castillo de Estremoz. Sus restos fueron
sepultados en su convento de Santa Clara-a-Velha; pero al resultar éste
progresivamente anegado por las aguas del río Mondego hubieron de ser
trasladados en el siglo XVII al nuevo convento de Santa Clara-a-Nova. El pueblo
cristiano ha rodeado, a través de los siglos, de una gloria inmortal a esta
santa medieval. Fue canonizada por Urbano VIII el 25 de mayo de 1625.
La Letanía se rezará
todos los días.