ORACIONES A SAN JUAN DE LA CRUZ
ORACIÓN I
Vuestro emblema fue
siempre padecer y ser despreciado. ¡Oh, si pudiese yo al menos resignarme en
mis tribulaciones, ya que no soy tan generoso como tu en el padecer y ser
despreciado! A ti, pues, que en tantos sufrimientos fuisteis siempre paciente,
resignado y gozoso, a ti me encomiendo para que me enseñéis a resignarme en mis
muchas penas. Tampoco me faltan fuertes pesares y pesadas cruces, y muy a
menudo cansado y desalentado me quedo..., me abato..., y caigo. Ten compasión
de mí, y ayúdame a llevar con resignación y gozo mis cruces, con la mirada
siempre vuelta al cielo. Os tomo por protector mío, por mi maestro y mi guía
aquí en la tierra, para ser vuestro compañero en la patria del Paraíso. Amén.
ORACIÓN II
Glorioso Padre nuestro San
Juan de la Cruz, a quien el Señor quiso destinar para compartir con la Santa
Madre Teresa los trabajos de la insigne Reforma de la Orden del Carmelo, hasta
poblar a España de monasterios de descalzos que hicieron célebre vuestro nombre,
y venerada vuestra memoria: yo os felicito porque os cupo tan gran dicha, así
como por la felicidad de que gozáis en el cielo, en justo premio de tantas y
tan grandes virtudes; y os pido, Santo Padre mío, me alcancéis de Dios un gran
amor a la Sacratísima Virgen María, que fue el principal distintivo de vuestra
gloriosa vida, para que, sirviéndola aquí en la tierra, pueda gozar de ella con
Vos en el Cielo. Amén.
ORACIÓN III
¡Glorioso San Juan de la
Cruz, verdadero modelo de inocencia y penitencia! yo os felicito por la
victoria que alcanzasteis sobre vuestros enemigos y por la gloria, grandeza y
poder de que gozáis. Reformador de la Orden Carmelitana, reformad mi alma,
llena de miserias, haciendo que conozca lo perecedero de este mundo, para
despreciarlo, y lo sólido y constante de la virtud, para amarla. Consejero
intimo de Santa Teresa de Jesús, inducid mi espíritu a que constantemente
busque y alegremente abrace la perfección cristiana, para que, si un día,
preguntado por Dios, que es lo que quiero por mis trabajos, pueda responder,
como vos respondisteis: Señor, padecer y ser despreciado por vos. Alcanzadme
este santo deseo y la gracia de saberos imitar en la tierra, para después
poderos acompañar en el cielo. Amén.
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