Santa Lucía
óleo sobre lienzo, Ermita de Santa Lucia, Valencia
Fecha: Primer tercio del siglo XVIII
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NOVENA A SANTA LUCÍA
MODO DE HACER ESTA NOVENA
Se empezará el día 5 de
diciembre y se concluirá en el 13, día especialmente dedicado por la Iglesia
para celebrar las glorias de la Santa. Puede hacerse también en cualquier otro
tiempo del año, en que se pretenda alcanzar del Señor alguna especial gracia,
por medio de la intercesión de la Santa Lucía: en cuya inteligencia, puestos de
rodillas delante de algún altar o imagen suya, persignándose y hecho un acto de
contrición se dirá las dos oraciones preparatorias a Dios y a la Santa, que
servirán para dar principio a la Novena, diciendo al fin de ella tres
Padrenuestros y tres Avemarías; se continuará con las dos oraciones propias del
día. Y hecha la súplica después, se concluirá con la oración especial de
nuestro Señor Jesucristo. Los que hicieren esta novena se confesarán y
comulgarán el primer día de ella, o al menos en alguno de los nueve.
ORACIÓN AL ETERNO PADRE
PARA TODOS LOS DÍAS
Dios mío y amorosísimo
Padre mío, que por sola vuestra bondad infinita, criasteis en el principio del
mundo los cielos y la tierra, haciéndolo todo de la nada; Vos, Señor, que con
suma sabiduría lo gobernáis todo, y con admirable providencia lo ordenáis del
modo más conducente a vuestra honra y gloria: suplícoos, Señor, penetréis mi
corazón con un rayo de vocación verdadera para hacer esta novena, y que me
enseñéis, corno sapientísirno Maestro, a pedir aquello que más me convenga para
la salud espiritual de mi alma, disponiéndolo todo a mayor servicio vuestro,
que así lo espero alcanzar de vuestra bondad y misericordia infinita. Amén.
ORACIÓN A SANTA LUCÍA
PARA TODOS LOS DÍAS
Gloriosa Virgen y Mártir
Santa Lucía, a quien previno el Señor desde la tierna infancia con las
bendiciones de su gracia, eligiéndoos el Eterno Padre por digna hija suya, el
Hijo soberano por esposa amada, y el Espíritu divino por su agradable
habitación, suplícoos Santa mía me alcancéis de la beatísima Trinidad un fervor
devoto, para celebrar esta novena en honor vuestro, y que así como vuestra
dichosa alma empezó a servir a Dios, inflamada de los ardores de su amor, no
desistiendo de tan noble empeño, hasta llegar a poseerle laureada de las dos
coronas de virgen y mártir, así consiga yo, mediante vuestra intercesión
poderosa, un verdadero amor suyo para que amándole y sirviéndole en esta vida,
logre después verle y gozarle en la eterna bienaventuranza. Amén.
Ahora para alcanzar la
gracia que se pide, se dicen tres Padrenuestros y tres Avemarías y se continúa
con las oraciones correspondientes al día de la novena. Después se concluye con
la oración final a Nuestro Señor Jesucristo.
ORACIÓN FINAL A NUESTRO
SEÑOR JESUCRISTO PARA TODOS LOS DÍAS.
Señor mío Jesucristo,
verdadero Dios y hombre, que por solo vuestro infinito amor descendisteis del
cielo a la tierra, y os vestisteis el saco de la naturaleza humana en el
purísimo vientre de María Santísima, Madre y Señora nuestra, y compadecido de
que el enemigo común, como lobo carnicero, hubiese hecho presa en mi pobre
alma, padecisteis cruelísimos tormentos, hasta morir afrentosamente clavado en
un madero, resucitando glorioso al tercer día triunfando de la muerte y del
demonio. No permitáis, Señor que por mi fragilidad vuelva yo a ser esclavo de
tan fiero enemigo, antes bien dadme auxilios de vuestra gracia para formar un
acto de verdadera contrición, con que me pese de haberos ofendido, sólo por ser
Vos quien sois, con propósito firme de no volver más a ofenderos: y concededme
la petición que hago en esta novena, y el perseverar en vuestro santo servicio
hasta el fin de mi vida, para que mi alma logre después veros y gozaros por
eternidades en la gloria, donde vives y reinas en unidad del Padre y del Espíritu
Santo, por los siglos de los siglos. Amén.
DÍA PRIMERO
Se empezará diciendo el
Acto de contrición y las dos oraciones preparatorias, con los tres
Padrenuestros y tres Avemarías, y luego se dirán las siguientes deprecaciones
de este día:
ORACIÓN DEPRECATORIA AL SEÑOR
Misericordiosísimo Padre
Eterno, fuente perenne de donde bajan infinitos arroyos de piedades, con que se
riega la tierra estéril de los humanos corazones, y de cuya liberal mano
desciende a este valle de lágrimas todo lo bueno, acordaos, Señor, de que por
el grande amor que nos tenéis, permitís que os invoquemos con el dulce nombre
de Padre; y que así, mirándonos como hijos, olvidado de nuestras ingratitudes,
se mueve vuestra piedad a socorrernos; y pasando adelante vuestro amor, nos
mandáis, por boca de vuestro preciosísimo Hijo y Señor nuestro Jesucristo, que
llamemos a las puertas de la misericordia, empeñando al mismo tiempo vuestra
divina palabra de abrirlas, y concedernos cuanto os pidamos dignamente. Así os
suplico, Dios mío, me otorguéis la gracia que pido en esta novena, a mayor
honra y gloria vuestra. Amén.
ORACIÓN DEPRECATORIA A LA SANTA
Oh piadosa Virgen y Mártir
Santa Lucía, cuya vida inocentísima fue toda una vida hostia, ofrecida en
holocausto al verdadero Dios, padeciendo por su amor divino los más crueles
tormentos que inventó la rabia de los tiranos, hasta dar el último aliento a
los filos de una espada; alcanzadme, Santa mía que imitando vuestra piedad,
sepa ofrecer al Señor en recompensa de mis culpas cualquier trabajo,
contratiempo y persecución que padezca. Asimismo espero conseguir me
alcanzaréis la gracia que pido en esta novena, si es para mayor gloria de Dios,
honra vuestra y bien espiritual de mi alma. Amén.
Ahora levantando el
corazón a Jesús se le pide con humildad y confianza, mediante los méritos de la
Santa, la gracia que se desea alcanzar.
Se concluye con la súplica y con la oración final a Nuestro
Señor Jesucristo de todos los días.
DÍA SEGUNDO
Se empezará diciendo el
Acto de contrición y las dos oraciones preparatorias, con los tres
Padrenuestros y tres Avemarías, y luego se dirán las siguientes deprecaciones
de este día:
ORACIÓN DEPRECATORIA AL SEÑOR
Eterno Dios, que para dar
a los hombres un espejo de humildad, enviasteis al mundo a vuestro unigénito
Hijo, vestido con el ropaje de esclavo, siendo Rey de los reyes y Señor de los
señores, concededme, Dios mío, me vea con los ojos de la meditación en el terso
cristal de sus virtudes, donde en cada una hallaré muchos ejemplos de humildad
que imitar, y a cuya vista conoceré mi pequeñez. Polvo soy, Señor, de polvo es
mi principio y en polvo me he de volver; no permitáis que este vil polvo se
levante, movido del viento de la vanidad y amor propio para cegarme los ojos
del entendimiento, persuadiéndome que soy algo, cuando nada soy en la realidad.
Concededme: además, la gracia que os suplico en esta novena, y el que llegue a
conocerme, para que me anonade y humille. Amén.
ORACIÓN DEPRECATORIA A LA SANTA
Oh cándida Virgen y
Mártir, Santa Lucía, encendida rosa de caridad, cuya perfecta virtud
mostrasteis, cuando habiendo ido a la ciudad de Catania, a pedir en el sepulcro
de la bien aventurada Santa Águeda, la salud de vuestra enferma madre, se os
apareció la gloriosa virgen, y os dio amorosa queja, de que por su intercesión
pedíais la gracia que vos misma podíais alcanzar. La humildad, oh Santa mía, no
os dejaba vieseis vuestro poder para con el Autor de la salud, y minoraba
vuestros méritos en su presencia.
Alcanzadme, pues tan
poderoso sois con el Señor, un verdadero conocimiento de mi pequeñez, con el
que vea humildemente lo frágil de mi ser, lo dudoso de mi vida y lo cierto de
mi muerte, para que no apetezca las vanas estimaciones del mundo, antes bien solicite
sus desprecios; y asimismo facilitadme la gracia que os pido en esta novena, si
es para mayor gloria de Dios, honra vuestra y bien de mi alma. Amén.
Se
concluye con la súplica y con la oración final a Nuestro Señor Jesucristo de
todos los días.
__________
DÍA TERCERO
Se empezará diciendo el
Acto de contrición y las dos oraciones preparatorias, con los tres Padrenuestros
y tres Avemarías, y luego se dirán las siguientes deprecaciones de este día:
ORACIÓN DEPRECATORIA AL SEÑOR
Generoso Padre mío, de
cuya liberalidad son testigos infalibles los cielos y la tierra, y cuanto en
ellos resplandece, pues todo nos lo dais del tesoro de vuestras riquezas;
concededme Señor, que imitando esta generosidad, reparta con mis prójimos los
bienes que tengo, y apartad de mi corazón el desordenado apetito de las
temporales riquezas, que insensiblemente arrastran los sentidos con su mentida
hermosura. No permitáis, Dios mío, reine en mi alma la abominable peste de la
avaricia: antes bien que, despreciando todos los bienes caducos y perecederos,
sólo apetezca los eternos de vuestra gloria. Concededme también la gracia que
os pido en esta novena, y la pobreza de espíritu, con que no solicite cosa de
esta vida. Amén.
ORACIÓN DEPRECATORIA A LA SANTA
Oh humilde Virgen y Mártir
Santa Lucía, paraíso ameno de las delicias del Señor, que despreciando
generosamente las riquezas de esta vida, con liberal desasimiento suplicasteis
a vuestra madre que, en recompensa de la salud que le habías alcanzado del
Altísimo, diese a los pobres cuanto os pudiese pertenecer por razón de dote;
quedando vuestra alma rica, habiendo logrado la preciosa gala de la
liberalidad, para celebrar desposorios castísimos con Jesucristo, Señor
nuestro. Alcanzadme, Santa mía, un corazón desasido de los bienes perecederos,
y que arranque de él todo amor y deseo, como espinas y abrojos que impiden que
mi alma produzca sazonados frutos de virtudes. Asimismo conseguidme la gracia
que os pido en esta novena a mayor honra y gloria de Dios. Amén.
Se
concluye con la súplica y con la oración final a Nuestro Señor Jesucristo de
todos los días.
__________
DÍA CUARTO
Se empezará diciendo el
Acto de contrición y las dos oraciones preparatorias, con los tres
Padrenuestros y tres Avemarías, y luego se dirán las siguientes deprecaciones
de este día:
ORACIÓN DEPRECATORIA Al SEÑOR
Omnipotente Dios, que
criasteis al hombre para sentarlo a vuestra mesa, ofreciéndole los sabrosos
manjares de la gloria, y convidándole con las dulzuras de las espirituales
delicias; Vos, Señor, que con sabiduría infinita nos hicisteis un medio entre
los ángeles y los brutos, formándonos de cuerpo terreno y de espiritual alma;
concededme, Dios mío, la virtud de la templanza, para que contentándome con el
preciso alimento, no apetezca lo superfluo, llegando por este vicio a poder
asimilarme con los más estólidos irracionales, habiéndome dado un alma tan
noble, que es capaz de espirituales operaciones, y de lograr los regalos de la
vida eterna. En el ínterin os suplico me otorguéis la gracia que os pido en
esta novena, si es para mayor honra y gloria vuestra. Amén.
ORACIÓN DEPRECATORIA A LA SANTA
Oh penitente Virgen y
Mártir, Santa Lucía, ameno campo, no de frutos terrestres y perecederos sino de
celestiales flores, que produjo en tu alma la virtud de la templanza, como se
vio claramente en tus continuos ayunos, abstinencias y vigilias. Oh fragante rosa,
que conservasteis la más singular hermosura, no por el jugo que recibíais de la
tierra, sino por el rocío de la gracia que en vos destilaba el Cielo;
alcanzadme, Santa mía, hambre y sed de los manjares de la gloria, un espiritual
apetito de las celestiales viandas, y un eficaz deseo de sustentarme en aquella
celestial mesa, para que a su vista me cause hastío la bajeza de los deleites
de la gula, y abominándolos los desprecie como principio de nuestra perdición,
pues por ellos, fuimos justamente desterrados del Paraíso. También os suplico
me impetréis la gracia que pido en esta novena, a mayor honra y gloria de
vuestro querido y amado esposo Jesús. Amén.
Se
concluye con la súplica y con la oración final a Nuestro Señor Jesucristo de
todos los días.
DÍA QUINTO
Se empezará diciendo el
Acto de contrición y las dos oraciones preparatorias, con los tres
Padrenuestros y tres Avemarías, y luego se dirán las siguientes deprecaciones
de este día:
ORACIÓN DEPRECATORIA AL SEÑOR
Divino Señor y criador
mío, tan amante de la castidad, que a sus amadores concedéis plaza en las
escuadras angélicas, haciendo coro con estos celestiales espíritus; dadme, Dios
mío, a conocer la nobleza y hermosura de esta virtud, para que enamorados mis
sentidos y potencias de su belleza, no pierdan la modestia y recato necesarios
para conservarla, antes bien cerrados con la llave de vuestro santo temor,
preserven mi alma pura y limpia de todo apetito sensual, cuyo fiero huracán ha
derribado los más alto cedros de santidad. Otorgadme además Señor, la gracia
que os pido en esta novena, a mayor honra y gloria vuestra. Amén.
ORACIÓN DEPRECATORIA A LA SANTA
Oh casta Virgen y Mártir,
Santa Lucía, blanca y cándida azucena, cuyos armiños no pudo manchar toda la
malicia del demonio, induciendo al juez Pascasio os llevaran al lugar público
pecaminoso, donde fuese amancillada vuestra pureza; lo que no consintió vuestro
Esposo, haciendo milagrosamente que ni las fuerzas de los verdugos, ni la
violencia de forzudos bueyes, pudiesen moveros de la tierra que pisabais.
Alcanzadme, oh Santa mía, persevere yo inmóvil en la virtud de castidad, y que
no prevalezcan contra mi, ni las asechanzas del enemigo común, ni las
tentaciones sino que resistiendo animosamente salga victorioso de todas ellas.
También os suplico me alcancéis la gracia que os pido en esta novena, a mayor
honra y gloria del Señor. Amén.
Se
concluye con la súplica y con la oración final a Nuestro Señor Jesucristo de
todos los días.
DÍA SEXTO
Se empezará diciendo el
Acto de contrición y las dos oraciones preparatorias, con los tres
Padrenuestros y tres Avemarías, y luego se dirán las siguientes deprecaciones
de este día:
ORACIÓN DEPRECATORIA AL SEÑOR
Pacientísimo Dios mío,
¡cuántas veces mis pecados han irritado vuestra infinita justicia! pero vuestra
infinita misericordia os ha quitado siempre de las manos la espada, que yo
mismo había puesto en ellas. Suplícoos, Señor, adornéis mi alma con la preciosa
joya de la paciencia; y si se alborotare contra mí el dilatado y soberbio mar
del mundo, acometiéndome con las olas de sus persecuciones, conjurándose en
perversas voluntades mis enemigos, dadme paciencia, Señor, pues no tengo de qué
quejarme si me ofenden, acordándome de lo mucho que os he ofendido. Concededme,
os ruego, la gracia que pido en esta novena a mayor honra y gloria vuestra.
Amén.
ORACIÓN DEPRECATORIA A LA SANTA
Oh paciente Virgen y
Mártir, Santa Lucía, finísimo diamante de la tolerancia como se vio en los
crueles tormentos con que el juez Pascasio intentó quebrantar vuestra
fortaleza, logrando sólo que se descubriesen los preciosos quilates de vuestra
paciencia. Alcanzadme, oh Santa mía, de vuestro querido Esposo, una perfecta
tranquilidad, paz y sosiego, para que no se levante en mi alma la furiosa
borrasca de odios, iras y deseos de venganza contra los que me ofenden, antes
bien les ofrezca gustoso la otra mejilla, como el Señor nos lo dejó
encomendado. Asimismo suplicadle me conceda la gracia que os pido en esta
novena a mayor honra y gloria suya. Amén.
Se
concluye con la súplica y con la oración final a Nuestro Señor Jesucristo de
todos los días.
DÍA SÉPTIMO
Se empezará diciendo el
Acto de contrición y las dos oraciones preparatorias, con los tres
Padrenuestros y tres Avemarías, y luego se dirán las siguientes deprecaciones
de este día:
ORACIÓN DEPRECATORIA AL SEÑOR
Sempiterno Dios y
amantísimo Padre mío, cuyo amor con el hombre es tan grande que os obligó a
enviarnos a vuestro unigénito Hijo y Señor nuestro para que nos redimiese de la
potestad del infierno, y nos enseñase el camino de la gloria; haced Señor, se
imprima en nuestros corazones una ardiente y fervorosa caridad, para que
amándonos unos a otros, seamos reputados por verdaderos discípulos de
Jesucristo; y apartad de mi corazón todo género de envidias del bien de mis
prójimos, no permitiendo que me entristezca por sus felicidades. Llenadlos,
Dios mío, a todos de bienes espirituales y temporales, y concededme a mí la
gracia que os pido en esta novena, a mayor honra y gloria vuestra.
ORACIÓN DEPRECATORIA A LA SANTA
Oh amante Virgen y Mártir,
Santa Lucía, encendido clavel de caridad, cuya perfecta virtud os unió tan
estrechamente con Jesús, vuestro amado Esposo, que anhelabais padecer por su
amor los mayores tormentos; y así, cuando vuestro cuerpo fue cercado de
encendida leña, pez y resina ardiente, no permitió el Señor que las llamas
consumiesen vuestra vida, y en medio de la hoguera le rogabais dulcemente por
la salud espiritual de los mismos verdugos. Alcanzadme, Santa mía, que
imitándoos en la caridad, aunque me vea rodeado de trabajos, contratiempos y
persecuciones, no desfallezca en amar y servir a mi Dios, antes en medio de las
tribulaciones sepa pedirle por los mismos que me ofenden. Conseguidme de su piedad
infinita la gracia que solícito en esta novena, mayor honra y gloria suya.
Amén.
Se
concluye con la súplica y con la oración final a Nuestro Señor Jesucristo de
todos los días.
DÍA OCTAVO
Se empezará diciendo el
Acto de contrición y las dos oraciones preparatorias, con los tres
Padrenuestros y tres Avemarías, y luego se dirán las siguientes deprecaciones
de este día:
ORACIÓN DEPRECATORIA AL SEÑOR
Increado Padre mío, que
habéis adornado al hombre de un entendimiento para conoceros, de una voluntad
para amaros y de una memoria para acordarse de los beneficios que le hacéis,
concediéndole piadoso el tiempo de esta vida, para que lo emplease en vuestro
santo servicio: por lo que le ofrecéis en recompensa de sus trabajos abundantes
riquezas en la gloria: apartad, Señor, de mi corazón la pereza que ha tantos
años que lo posee, malogrando por mi flojedad y tibieza uno y otro día, sin
saber sí llegaré al de mañana. Dadme, Dios mío, un espíritu pronto y fervoroso,
con que no deje pasar un instante que no lo emplee en agrado vuestro, ayudado
de los fervores y auxilios de vuestra gracia; y concededme lo que os pido en
esta novena, a mayor honra y gloria vuestra. Amén.
ORACIÓN DEPRECATORIA A LA SANTA
Oh laboriosa Virgen y
Mártir Santa Lucía que como oficiosa abeja, volando día y noche en las ramas
del Líbano de la Iglesia, hicisteis en vuestra alma un panal sabrosísimo de
heroicas virtudes, con que regalar a vuestro divino Esposo; y como fiel
gusanillo, con continuado trabajo, tejisteis en vuestro corazón la preciosa
tela de tan realzadas obras, que enamorado el mismo Dios, os concedió la
aureola del martirio, para que con los rubíes y corales que vertió vuestra
garganta a los filos de la espada, se aumentase el valor de la vestidura de
actos de amor, con que os adornabais. Alcanzadme, Santa mía, sepa yo también
ejercitarme toda mí vida en servir y amar al Señor, y que por mi ociosidad y
desidia no me parezca a aquella viña sin fruto o higuera estéril que, como
árboles inútiles, fueron condenados al fuego eterno. Pedid también a Dios que
me conceda la gracia que solicito en esta novena, a mayor honra y gloria suya.
Amén.
Se concluye con la súplica y con la oración final a Nuestro
Señor Jesucristo de todos los días.
DÍA NOVENO
Se empezará diciendo el
Acto de contrición y las dos oraciones preparatorias, con los tres
Padrenuestros y tres Avemarías, y luego se dirán las siguientes deprecaciones
de este día:
ORACIÓN DEPRECATORIA A LA SANTA
Dios inmenso, principio y
fin de todas las cosas, que por ser tan perfectas, publican ser obras dignas de
vuestro poder, resplandeciendo en ellas como en cristiano espejo vuestros
soberanos atributos de poderoso, por haberlo hecho todo de la nada; de
sapientísimo, por el orden admirable con que lo dispusisteis, y de inmenso, por
haberos comunicado a tanta criatura. Bendígante, Señor, todas las obras de
vuestras manos: alábente y glorifíquente por tantos beneficios como de Vos
reciben, y principalmente yo os doy infinitas gracias, porque me habéis
concedido empezar y concluir esta novena, en que os he pedido las principales
virtudes, para que adornada de ellas mi alma, sea digna morada vuestra.
Finalmente os ruego me otorguéis la merced que solicito y el especialísimo don
de la perseverancia en el bien obrar, con que logre la corona que tenéis
ofrecida a los que perseveran en vuestro santo servicio hasta la muerte. Amen.
ORACIÓN DEPRECATORIA A LA SANTA
Oh feliz Virgen Mártir
Santa Lucía, girasol amante del Sol de justicia que olvidada de la tierra que
habitabais, corristeis dichosamente a beber los rayos celestiales, sin
desviaros un paso de la perfección, por más estorbos que el enemigo común
solicitó poneros, peleando tan varonilmente que merecisteis las dos aureolas de
virgen y mártir; gózome, Santa mía, de que el coro de los ángeles os recibiese,
admirado de ver en una criatura vestida de cuerpo y alma, aquella pureza propia
de su espiritual naturaleza, de que los mártires os diesen mil enhorabuenas por
ver en su jerarquía vuestro valor y constancia; de que las vírgenes cantasen a
Dios nuevos cánticos de alabanza, por veros en su compañía; y finalmente, de
que Jesús, vuestro amado dueño, os recibiese como a esposa. Y pues tan poderosa
sois con el Señor, espero de vuestro patrocinio me alcancéis lo que pido en
esta novena, con auxilios de gracia, para enmendarme y perseverar hasta el fin
de mi vida en servir y amar a Dios, y conseguir después acompañaros en la
gloria. Amén.
Se
concluye con la súplica y con la oración final a Nuestro Señor Jesucristo de
todos los días.
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